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Opinión

Contagiarse del virus de ayudar

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Rosario Taracena, editora de Products Finishing México

Una vecina que me invitó a ser parte de una causa que me pareció muy noble: donar estambre o cuadritos tejidos de 20 x 20 cm para hacer cobijitas que se entregan a casas hogares en la Ciudad de México. Al inicio solamente le llevaba estambre para contribuir, pero luego llegó la pandemia y empecé a pasar más horas frente al televisor sintiéndome verdaderamente inútil. Así fue como comencé a tejer cuadritos de 20 centímetros.

Empecé con 10 cuadros, y las cobijas se hacen con 52 de ellos, por lo que vi que rápidamente podría tejer los cuadros necesarios para armar una cobija entera. Me emocioné, tejí entre dos y cuatro horas diarias. ¡Me urgía tener los 52 cuadritos! Acabé armando la cobijita y mi corazón se llenó de satisfacción por hacer algo con tanto cariño para una persona que nunca conoceré.

A partir de la pandemia, varias multinacionales como General Motors, Ford y General Electric (por mencionar nada más algunas) se unieron en todo el mundo para apoyar la producción de los ventiladores respiratorios que tanto se requirieron durante los momentos más críticos en los que hubo una sobredemanda de estos dispositivos. Estas empresas rediseñaron líneas de producción completas para con el único objetivo de salvar vidas. De igual forma, empresas menos grandes hicieron también toda clase de donativos de material de limpieza, cubrebocas y caretas para proteger a los médicos y personal de salud en muchos países.

¿Qué tienen en común la iniciativa de mi vecina y las que han tenido las empresas este año? Sencillamente, que todas están basadas en la empatía, en esa cualidad de identificarnos con el dolor, el sufrimiento, la alegría y el gozo de otras personas, incluso de aquellas que no conocemos. Se trata de una cualidad especial que, según muchos especialistas, nos convierte en seres humanos; y ese sentimiento que nos motiva a ayudar a otras personas es la base del tejido social y un recordatorio constante de que el bienestar de los demás nos hace sentir bien a todos.

La iniciativa a la que me invitó mi vecina se llama Sumando Causas y ha tejido decenas de cobijitas con la ayuda de más 50 voluntarias que mandan cuadritos desde varios estados de la república. Por su parte, Ford anunció a fines de agosto de este año que dejaría de hacer ventiladores luego haber completado la entrega de 50,000 dispositivos para ayudar a los pacientes a respirar.

Este año miles de personas perdieron sus empleos, sus ahorros y muchos también perdieron sus negocios. Son momentos extraordinarios para contagiarse del virus de ayudar que ya traemos programado en nuestro ADN, pero que requiere un disparador para invadirnos y movernos a la acción.

Muchas personas no necesitan que nadie las motive porque el impulso de ayudar les surge de forma espontánea. Es esa gente que afortunadamente siempre está dispuesta a echar una mano. No obstante, hay personas que reaccionan un poco más lento y es a ellas es a quienes tenemos que reinocular el virus de ayudar, recordarles que todo mundo puede hacer algo para aliviar el apuro de un estudiante que no tiene una compu para ver sus clases en línea, que puede dar más propina en el restaurante para que el mesero no se vea en la necesidad de pedirle a su hijo adolescente que deje la escuela y se ponga a trabajar, y así sucesivamente.

Todas y todos tenemos siempre la oportunidad de extender la mano a otros, y más aún si tenemos la oportunidad de conservar el empleo y motivar a nuestro equipo a sumarse a causas que necesitan más manos para lograr un cambio positivo. Recolectar material reciclable para venderlo (papel, plástico o electrónicos), participar de una campaña de reforestación, hacer composta en casa, donar laptops o celulares para estudiantes, dar talleres gratuitos para compartir lo que sabes, hacer donativos en efectivo a alguna organización que ayude a grupos vulnerables… en fin. Las causas son muchas y varían dependiendo del lugar donde vivamos, pero todos podemos ayudar a alguien, más en estos días que tantas personas lo requieren.

De todo lo negativo que ha traído la pandemia, quizás una de las cosas rescatables es que nos recordó nuestra capacidad de ser solidarios, de ser empáticos y ponernos en los zapatos de quien no la está pasando bien. Nuestra solidaridad puede ser tan contagiosa como el Sars-Cov-2, pero necesitamos más personas que actúen como disparadores, personas que contagien el virus de la empatía, que según varios estudios deja más satisfecho al que ayuda que al que fue ayudado.

Rosario Taracena, editora de Products Finishing México

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Opinión

Las fiestas decembrinas en las redes sociales

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Vero Maiz DETONA: ¿Para qué creer que todo es perfecto y para que ser alguien que espera que los demás lo seas?

Estas épocas nos recuerdan cosas bellas, pero también para algunos, nos brinda angustia. La Navidad y el Año Nuevo es bello por las festividades, las decoraciones, los regalos, diversidad de comida, las fiestas y las reuniones familiares.

Todo esto implica que uno piense en el regalo perfecto, en la decoración ideal y la puesta del pino más hermoso que el del año pasado.

Saca tu agenda y aparta los días de las posadas con los amigos, con tus grupos de distintos compañeros, con tus amigos de la Universidad, en algunos casos, las de tus compañeros de la escuela, y las juntaditas con los primos… y no puede faltar la Navidad y el recalentado con la familia.

La postal de Navidad que mandarás a todo aquel que tengas en WhatsApp, y que no se te olviden los detalles para tus vecinos. 

Acompañar a tu hijo o hijos a su bailable navideño del colegio, los regalos de los maestros… y el recalentado con tu familia política resulta que será en tu casa.

Ninguna prenda de vestir te queda porque aumentaste unos kilos de más por la ansiedad, la comida, las prisas, yo que sé… Nada te queda y tienes que envolver regalos. 

Las fotos para las redes sociales, tanto de amigos reunidos o de la familia, pretendiendo en algunos casos que todos son felices y que todo está bien, cuando en cada foto, se esconde el pleito de pareja para salir de casa a tiempo a alguna reunión, un posible divorcio, un hijo que necesita clases especiales, un tío o tía alcohólica, algún hermano o amigo que siempre dice la cosa incorrecta, en el momento más inesperado. No puede faltar los sobrinos en su tablet o celular huyendo del momento aburrido.

Que fluyan las botellas de vino y a sacar la caja de los mismos que encontraste en una tienda de convenencia, a último minuto, donde la gente se peleaba por el inventario navideño que quedaba en oferta, y las filas para comprar duran horas. ¡Por supuesto! Porque no podía faltar el aprendiz que contrataron para estas fechas porque la tienda no se da abasto y no le entiende a la caja registradora.

Llego el momento para irte a arreglar, pintar, peinar… y no alcanzaste a comprar la botana que prometiste llevar o hacer. Es tiempo de asaltar tu despensa, sacar la imaginación y crear entradas con las sobras que encuentras en tu casa, ¡Un poco de mermelada al queso panela y listo!  

Hora de convivir, intercambiar regalos, cenar, o comer, dependiendo de la reunión.

Tu regalo resultaron ser unas pijamas de parte de tus padres, algo que no comprarías, pero que ellos creen indispensable, para que no pases frío este invierno. 

En algunas reuniones, los villancicos, el niño Dios, pedir posada, la piñata para los niños, los juegos artificiales, el acomodo de los invitados. Niños en un lado y los adultos en la mesa principal. ¡Obvio! No existen mesas de 20 y tantas personas, solo caben el palacio de Buckingham. Así que a decorar e improvisar lugares extra en la sala, cocina y comedor.

Pero de tras de todo esto, siempre está la Foto de Navidad, la que todos gritan, sonríen y dicen: Feliz Navidad, y esa es la que vemos en las redes sociales.

Publicado originalmente en Detona y reproducido con autorización del autor.

Por VERO MAIZ: Tiene una Maestría en Dirección Comercial y Marketing por la Universidad Complutense de Madrid. Es Licenciada en Ciencias de la Comunicación e Información de la Universidad de Monterrey. Asesora en Estrategias de Comunicación Pública y Privada. Consultora en Desarrollo de Nuevos Negocios.Fue Coordinadora Nacional del Programa “Formando Formadores” de la Dirección de Educación para el Desarrollo de la Escuela de Transformación Pública (EGAP) del Tecnológico de Monterrey. Se desempeñó como Jefa de Departamento del Fondo de Desastres Naturales (FONDEN) de la Secretaría de Desarrollo Social Federal, Delegación NL. Ejerció como docente en el área de Negocios de la Licenciatura de Mercadotecnia y Estudios Internacionales del TEC Milenio ITESM. Coordinadora de Imagen y Logística de la Oficina Ejecutiva del Alcalde de San Pedro Garza García, durante la gestión de Fernando Margain Berlanga.

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Colaboradores

La universidad de la vida

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Por Dr. Francisco Cuauhtémoc Frías Castro.

Hace varios años, en el contexto de una campaña política, un líder obrero, expresó que él no tenía título universitario, agregando que se había formado en lo que denominó “Universidad de la vida”. Reflexionando sobre esta expresión, desde luego, la interpreté en distintas maneras; en forma inicial pensé que el personaje político intentó con la frase aludida, justificar ante la sociedad su falta de estudios universitarios, aún cuando el cargo no requería de título académico alguno; después creí que se trataba de colocar el factor experiencia como elemento esencial de quien aspira a ocupar un cargo público; hoy, con el transcurrir de los años, estoy convencido que esa expresión tiene un significado más profundo y de mayor impacto en la formación integral de las personas, incluso sobre la formación académica.


Agrego que para llegar a esta conclusión, lo hago incluyendo en mi personal consideración, la reflexión sobre otra expresión, aludida con cierta frecuencia en el ámbito educativo, sobre todo al estar frente a padres de familia, esta expresión es “el hogar es la primera escuela y esta (la escuela), es el segundo hogar”.

Estoy consciente de que ambas expresiones tienen para cada persona, múltiples interpretaciones, sin embargo, el ámbito de consideración es tan amplio, tanto como el concepto mismo de educación, que solo me ocuparé del que a mi juicio es importante precisar, que es el que se refiere a los “buenos hábitos”.

Sin duda que el término educación es tan amplio y complejo, que incluye los aprendizajes escolares y también los que se adquieren en el hogar y en la convivencia social. El deslinde de cada ámbito no es tarea fácil, mucho menos asunto concluido; dicho lo anterior, cito expresiones que nos ilustran sobre este tema, atribuidas al ex presidente de Uruguay José Mujica, “no le pidamos al docente que arregle los agujeros que hay en el hogar”, agregando, “En la casa se aprende a: saludar, dar las gracias, ser limpio, ser honesto, ser puntual, ser correcto, hablar bien, no decir groserías, respetar a los semejantes, comer con la boca cerrada, no robar, no mentir, cuidar la propiedad y la propiedad ajena, ser organizado y, continúa, en la Escuela se aprende: matemáticas, lenguaje, ciencias, estudios sociales, inglés, geometría y se refuerzan los valores que los padres y madres han inculcado a sus hijos.” Hasta aquí la cita.


En otras palabras, el legado de padre y madre, se sustenta en su propia herencia, recibida de sus progenitores, y es lo que acompaña al concepto “Universidad de la Vida”, siendo tan o más importante que el aprendizaje escolar en la formación de cada persona.


Hoy, el sistema educativo está en el centro del debate nacional respecto de aspectos que poco impactan la calidad educativa, sin ocuparse de la parte del aprendizaje extra escolar, sustancial en la formación de los educandos. Corresponde a padres y madres cumplir con su parte y sentirse graduados de la “Universidad de la vida”.

El autor es Doctor en Derecho con amplia experiencia en el sector público y privado.

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Opinión

El aporte de la mujer en la construcción de una sociedad más sostenible y justa

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María Gómez, Socia Directora de Axius

Reconozco que celebrar este día me ha generado cierta desconfianza.

Por un lado, es evidente el papel fundamental que las mujeres realizamos en la construcción de una economía más sostenible, compasiva y responsable. Por el otro, las estadísticas son claras en cuanto a la exclusión de mujeres en roles de dirección de empresas y organizaciones, propiedad de tierras, empresarial y financiera. Según el Informe de Brecha de Género del Foro Económico Mundial de 2021, se necesitarán 135,6 años para cerrar la brecha de género en el ámbito laboral. Lo cual no sorprende si entre otros datos, en promedio, a nivel mundial, solo el 19.7 % de los puestos directivos están ocupados por mujeres, apenas un aumento de 2.8%, desde 2019. Y en el caso de México las mujeres ocupan poco menos del 10% de los puestos en los Consejos de Administración de las empresas.

Considero que el denominado techo de cristal es resultado de un sistema económico y laboral, con un estilo de liderazgo que prioriza el crecimiento económico permanente, sin considerar otros indicadores de éxito de generación de prosperidad, bienestar y riqueza social. A pesar que biológicamente todas las personas contamos con ambas formas de energía femenina y masculina, lo más común en el mundo de los negocios sigue siendo el pensamiento racional de la búsqueda del máximo beneficio individual frente al sistémico.

Como empresaria dedicada a la sostenibilidad he tenido la suerte y el privilegio de co-liderar a un equipo conformado al 100% por mujeres comprometidas con un mundo más consciente del valor de las personas y de nuestra capacidad infinita de crear juntxs una economía más íntegra y distributiva.

Soy optimista cuando en los equipos y reuniones en las que participo hay mayoría de mujeres, sabiendo que cada día más mujeres enfocan su carrera profesional (y personal) hacia la sostenibilidad de negocios, personas y comunidades.

La sostenibilidad no es sólo un deber ético, es una oportunidad para integrar cada aporte y crear la sociedad que queremos PARA TODXS.

Hoy es un día para reconocer la importancia del camino recorrido en los derechos de las mujeres y de seguir persiguiendo un futuro más justo, sostenible y equitativo.

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