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Innovación

¿Cómo reconectar con la parte humana después del confinamiento?

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Por Liliana Zentella, colaboradora de Empresa Positiva 

Estamos a unos meses de terminar este caótico año 2020, pero ¿realmente fue caótico? Muchos pensarán que sí, otros que no, y es así la libre expresión. Más allá de eso ¿Qué nos está dejando esta experiencia como aprendizaje?

Los primeros días en lo particular fueron de incertidumbre, y se podría decir que hasta de miedo, pero conforme las semanas pasaron ese sentir fue disminuyendo. ¿Por qué? Considero varios factores, siendo uno de ellos, el más relevante, la tecnología.

¿La tecnología? ¿por qué? Realmente todos, sin dudarlo, hemos utilizado algún instrumento tecnológico a lo largo de nuestra vida, pero jamás de forma permanente y, mucho menos, pensar que estas serían las “nuevas” herramientas de trabajo que nos permitirían acotar distancias (Sí, finalmente cumplieron su objetivo) y mantenernos en contacto con el mundo exterior. (Lo sé, suena extraño).

Todo se revolucionó al momento de escuchar la palabra confinamiento, léase encierro, lo que a su vez hizo que la convivencia presencial se resumiera al envío de un enlace por correo electrónico con la invitación a las personas indicadas, el objetivo: estar presente y convivir de forma virtual en ese festejo, o en la clase de español, dando paso así a todo aquel evento que quedó en el aire por la llegada de este virus insolente, encontrando en este un nuevo estilo de vida, una forma de convivencia poco explorada, tanto por las nuevas generaciones como por los abuelos y padres, digamos que el virus insolente puso en línea al mundo.

¡Sí, claro! literal lo puso en órbita y de qué forma con las compras en línea, la comida al momento, la creación de videos ociosos, y todo esto de forma fácil, práctica y al momento, es decir, sin la necesidad de interactuar con alguien cara a cara, teniendo a la mano acceso total sin importar las reglas, la hora, el lugar, la convivencia física y, mucho menos, recordar la existencia del virus insolente. Al tener toda esta tecnología al momento, ¿Quién extrañaría esa vida? Está situación nos dio la “facilidad” de que con tan solo un “clic” nos sumergimos a un mundo poco explorado, nuevo, dejando de lado el tema del medio ambiente, y todo ese interés por cuidar el planeta, dónde nos causó ternura y asombro ver a los animales “salvajes” buscando comida en las grandes urbes, nada convencional para nuestra era.   

Entonces ¿Qué sucede ahora que debemos aprender a convivir con el virus insolente y reconfigurar nuestra vida? ¿Cómo podemos reconectarnos con esa parte esencial y natural? ¿Cómo volver a las calles sin sentir miedo y tener la suficiente confianza? Se lee sencillo, pero sabemos que no lo es, realmente esta situación no solo cambió nuestros hábitos, cambió nuestra forma de ver y sentir, de conversar, nos acercó a la familia que está bajo nuestro techo, nos hizo valorar a los que realmente están lejos y, en cierta forma, nos volvió más sensibles y empáticos, es decir, no solo ver nuestro entorno, sino lo que hay más allá, sentimos que esa llamada nos llevó a ese último momento de convivencia con la persona que está al otro lado de la línea.

Esta reconexión será posible cuando hayamos comprendido que las cosas suceden así, sin avisar, y que no tenemos el control de nada, pero sí tenemos el poder de ordenar las acciones que nos permitirán ser mejores seres humanos cada día, ¿De qué manera? capitalizando ese conocimiento, que durante más de siete meses adquirimos mediante la paciencia, la convivencia, la escucha, pero, sobre todo, con la humildad de apreciar lo valioso que es poder sentir y experimentar el aire en nuestra cara al salir a hacer ejercicio, el darle un abrazo cálido y fraternal a ese familiar que durante este encierro sólo vimos por video, o poder ver a los amigos sin que haya una pantalla de celular de por medio.

Seamos sinceros, lo que sigue no será fácil, ya que no existe manual para sobrellevar un encierro que parece no tener fin y volver a una vida que ya no será la misma. Esa esencia que cada día nos motiva a levantarnos con la mejor actitud, es la que nos ayudará a conectarnos con nosotros y ese entorno nuevo, con la intención de volver a sentir la fuerza y confianza de que todo fluirá, que volveremos a disfrutar de un rico café entre amigas y seguramente cantaremos esa canción en el concierto de nuestra banda favorita.

Estoy segura de que cada una de las vivencias que tendremos a partir de esta “nueva normalidad” las atesoraremos como si fuese la primera vez que las vivimos, sin olvidar que este período nos obligó a sentirlo y vibrarlo como nadie, a tatuarlo en la piel de nuestra memoria para recordarnos lo maravillosa que es la vida y lo poco que la hemos apreciado, olvidando su grandeza. Esta situación llegó a todos, no identificó género, raza o estatus social, en unos causó mayor impacto que en otros, pero al final nos tuvo envueltos en un huracán de emociones y contrastes, retos y verdades que nos ha dejado una gran marca, la cual hará que pensemos y meditemos aún más nuestro actuar, sin juzgar, sin catalogar, simplemente aprendiendo a disfrutar lo que tenemos sin prejuicio alguno.

Antes de finalizar, me gustaría que intentes en algún momento del día hacer un ejercicio muy sencillo y pienses en cómo era tu vida antes de la llegada del virus insolente y cómo es ahora, se trata de una pequeña reflexión y evaluar si este “ensayo de vida” dejó algo positivo en tu andar por este mundo.  

            “…Quien no ve la grandeza que tiene ante sus ojos, está condenado a perderla”


Anónimo

Liliana Zentella 

La autora es colaboradora de Empresa Positiva

[email protected]

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Innovación

Arranca Bomberos Nuevo León venta de boletos de su sorteo de 115 aniversario

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El Patronato de Bomberos Nuevo León arrancó la venta de boletos para su sorteo de 115 aniversario, con un evento en la Estación Central de la avenida Constitución.

El evento fue presidido por David Budnik Pérez, presidente del Patronato de Bomberos Nuevo León, invitó a la ciudadanía para apoyar a la corporación con la compra de boletos.

En esta ocasión los boletos tienen un costo de $300, el premio mayor es de un millón de pesos y son 50 premios en total, que totalizan un valor total de 5 millones de pesos. La emisión de boletos es de 60 mil boletos en esta edición.

La venta de boleto se realiza a través de colaboradores y en en establecimientos como Soriana, HEB, Sams, centros comerciales, Oxxo Gas y diversos casinos.

Si lo desean pueden acudir a la Estación Central para realizar la compra del boleto.

La fecha de celebración será el 8 de diciembre a las 10:00 horas en la Estación Central de la corporación. 

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Las apariencias engañan pero la vibración no miente.

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Por Adrián Leal. Ingeniero, músico, productor y compositor, fundador y director de Academias Zoomusic.

Cuando una persona tiene un buen corazón eso se nota desde lejos. Las apariencias se construyen, pero la esencia siempre se revela.

Nadie puede ocultar lo que es y trae consigo. La vibración habla mucho más que las palabras. Ella revela las intenciones que lleva el alma.

Es la vibración que da el tono, la belleza, el bienestar…

Las personas más hermosas siempre son aquellas que nos abrazan por dentro, que nos hacen sentir bien con su presencia, que poseen un aura de afecto, bondad y luz.

La gente no solo crea amistades, afectos y relaciones por gustos, sino por la sintonia de la energía. La gente puede incluso enamorarse de la apariencia, pero es la vibración que conquista y hace quedarse.

Creo mucho que la intuición nunca falla, que la vibración siempre revela quienes son las personas, que es ella quién une y también aleja, por que una cosa es segura; las apariencias pueden ilusionar, pero la vibración jamás miente.

Que la pasen de lujo hoy y siempre.

Adrián Leal. Ingeniero, músico, productor y compositor, fundador y director de Academias Zoomusic.

FB @ZooMusic-Academy-205371962816155/

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Innovación

Una columna fría (aunque hay otras más gélidas)

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Amanecí bien cobijado y optimista, enriquecido por una NUEVA LÓGICA que, de haberla descubierto antes, hubiera transformado mi vida. De cuántas RESPONSABILIDADES estaría LIBRE y CUÁNTAS culpas menos CARGARÍA, de haber APRENDIDO a COMPARAR mis faltas con las de mis ACUSADORES.

Sumada al frío que esta mañana puedo alejar de mi cuerpo aparece congelada sin remedio mi conciencia, al leer las noticias que presentan la posición del Presidente de la República con relación al caso de la ministra Yasmín Esquivel, aspirante a encabezar la Suprema Corte de Justicia de la Nación, quien presuntamente plagió la tesis con la que se graduó como licenciada en Derecho.

Muchos gobernante se atribuyen el poder de cambiar las condiciones de vida de las personas, pero muy pocos, y sin querer, son capaces de modificar la percepción que estas tienen de su propia existencia.

“…Considero que cualquier error, anomalía cometida por la ministra Yasmín, cuando fue estudiante, cuando presentó su tesis de licenciatura, es infinitamente menor al daño que han ocasionado a México Krauze y el señor que hace la denuncia (Guillermo Sheridan)… “Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra, pues todos los que piden que se castigue a la ministra Esquivel, han cometido delitos mayores”, expresó el licenciado Andrés Manuel López Obrador.

¿Cuál sería mi pasado si le hubiera dicho a uno de mis maestros que copié en un examen, pero que él engañaba a su esposa y, por lo tanto, carecía de autoridad para reprimirme? ¿Cuántas cárceles podrían vaciarse si los reos admitieran que violaron la ley, pero señalaran que más lo hicieron sus jueces?

La falta que el individuo comete consciente, ¿deja de serlo ante las faltas conscientes mayores de otros?

Mejor trato de compartir algunas pretendidas ideas sobre el frío como castigo a los pobres, es decir, a quienes son necesarios para atesorar riqueza y, de paso, propiciar que haya unos cuantos ricos que cada año escalen hacia el cielo regalándoles cobijas.

Por supuesto que primero debo admitir que sin poseer ningún mérito mayor a los que tienen quienes carecen de abrigo, nunca supe lo que fue llorar por frío. No fui pobre porque mi papá se empobreció para evitarlo.

Las experiencias gélidas de mi vida se dieron, en su mayoría, en pretendidas relaciones personales, o en excepciones como aquel campamento en Valle de Bravo, donde sin casa de campaña ni adecuada bolsa de dormir una noche tuve que unirme al hacinamiento de mis amigos, en conflicto también con una temperatura abajo del punto de congelación.

En esas condiciones pude cerrar los ojos hasta que amaneció, encuentro con Morfeo que duró unos cuantos minutos, pues uno de nuestros acompañantes, con más insomnio que el resto, pero también con mayor inconsciencia, interrumpió nuestro sueño con su práctica de tiro al blanco, lo que sólo hubiera demostrado falta de consideración, de no estar el grupo acostado sobre el suelo entre las botellas a las que apuntaba y su escuadra .22.

El calificativo a esto último corre por su cuenta, lector, aunque puede imaginar los que proferimos quienes justamente temerosos debimos abrazar la tierra, acción que no nos exentó de despotricar contra el autor del abrupto despertar con balazos a una colectividad al borde de la hipotermia.

Desabrigado padecí viento congelante sólo esa noche, pero mientras esperaba el retorno del sol intenté entender una de las graves e inhumanas consecuencias de la corrupción material e intelectual.

Comprendí, por ejemplo, la dimensión del atentado humano que comete el individuo que en una administración pública “infla” el cost de obras para obtener lucro ilícito, cuando observé que mi sufrimiento por las bajas temperaturas era similar al de quienes carecen de dinero para comprar ropa y cobijas, viven en casas improvisadas o recurren al alcohol u otra droga para disfrazar en la intemperie su padecer.

Desviar dinero público a través de “comisiones”, “diezmos” u otros latrocinios, que deberían ser aplicables a superar la pobreza o al menos a paliar sus consecuencias, es no sólo indebido, sino verdaderamente atentatorio al más elemental sentido de humanidad.

Ni mil discursos ni mil dádivas podrán exentar de lo que la Ley debe perseguir y los seres humanos perdonar, pero no aceptar.

Sentir el frío en el cuerpo puede ser inevitable, admitir el de la indiferencia, nunca, ni aunque haya fríos mayores. [email protected]

Manuel Rivera: Licenciado por el ITESM en Ciencias de la Comunicación, se especializa en la creación de contenidos. Tiene 40 años de experiencia en el periodismo y cuenta, entre otros, con diplomados en Mercadotecnia y Comunicación Política, Literatura Creativa, Tanatología, Primeros Auxilios Psicológicos y Acompañamiento a Víctimas de Desastres y Violaciones a Derechos Humanos. Tiene diversas obras literarias en preparación.

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