Por Liliana Zentella, colaboradora de Empresa Positiva y co-fundadora de la iniciativa Potencial Valiente.
Hablar de cambio no siempre es sencillo y más para quien no lo ha experimentado, pero para alguien que ya lo ha vivido significa todo. De aquí pueden surgir varias preguntas, la que viene a mi mente es: ¿Cuántas veces te has cambiado de domicilio? A lo mejor muchas veces, tal vez una sola vez, o probablemente ninguna, pero en verdad ¿Estamos preparados para el cambio?
Comencemos por entender que un cambio inicia con la voluntad, o la necesidad, de hacer algo por nosotros, de hacer algo diferente, para crecer de manera personal o profesional, es decir, tomar esa fuerza que se traduce en potencial. Mucho se habla de que el cambio está en nosotros, y saben que, sí, así lo es (no es sólo publicidad barata), y no, no depende del clima, del consejo de alguna amistad, si no de la decisión y determinación propia que tengamos. En eso se convierte el potencial, en entender que dentro de esa necesidad existe algo que nos impulsa a tomar y saber que el siguiente paso será lo que definirá una parte esencial del nuevo andar, pero ¿eso es todo? ¡No!
Siempre surgen situaciones que nos hacen pensar y que nos hacen ver si el “cambio” será benéfico, y ese es el punto clave para seguir y tomar el riesgo, pero en ese momento no nos atrevemos a hacerlo. Esto se debe a la aparición de un pequeño intruso llamado miedo. Ese miedo nos hace analizar y cuestionarnos si realmente ese cambio será bueno, o si llega en el mejor momento, haciéndolo y transformándolo en una inseguridad, una piedrita que no permitirá que se tomen decisiones de una forma correcta, perdiendo la fuerza inicial, quitándonos el entusiasmo, dando un revés inesperado, y llevándolo al rincón de los olvidados.
Vamos a lo que es, llevo unas líneas hablándoles y mencionando la palabra potencial, pero seguramente estarán pensando: “a ver, Liliana, ¿Potencial?, ¿Eso que significa?, ¿Con qué se come?”. Me encanta decirles que no se come con nada, más bien, no es más que tener las ganas de hacer las cosas y literal decir ¡Va!, entonces ¡inscríbete a ese curso que te hará un mejor chef repostero!, ¡toma el avión que te llevará a esa experiencia de vivir en otro país!, ¡echa andar ese proyecto que traes en mente y que se vuelva tu pasión! o, mejor aún, es el momento de abrir tus alas y volar alto, ser libre (the sky is the limit) y, poder hacer lo que más te llena, pero, sobre todo, ¡lo que te haga feliz!. Escribe ese ensayo que probablemente marque la diferencia en este mundo. Puedo decirte que, para mí, el potencial representa la esencia de cada uno de nosotros, es esa determinación que nos hace únicos con la fuerza suficiente para llevarlo a cabo y dar ese paso que, durante mucho tiempo, nos hizo pensar y pensar si era lo correcto.
No hace mucho en una charla en vivo le pregunté a la persona entrevistada: ¿Crees que el potencial de cambio está en nosotros? Y me respondió “por supuesto que sí, y es importante que sepan que es normal sentir algún tipo de necesidad de cambio, y que de alguna forma es bueno que esté ahí, ya que nos impulsa y hace que surjan las fortalezas”. Me queda aún más claro que, aunque suene muy trillado, nosotros podemos lograr mucho más de lo que imaginamos si tomamos lo mejor de ese potencial, estamos en el momento justo para poder crecer, y eso conlleva cambios. Estarán de acuerdo conmigo que, hoy en día, somos personas resilientes, es decir, a pesar de tener miedo o sufrir por algún cambio fuerte en nuestra vida, siempre sacamos lo mejor de nosotros para continuar, y sé que es una cualidad que posee el ser humano. Entonces, teniendo claro el contexto en el que estamos, y viendo que el cambio sí está en nosotros, es valido tener miedo, llorar, reír, decir no, etc., pero siempre con la conciencia y la determinación de que es nuestra decisión, y de nadie más.
Teniendo frente a mí un atardecer de octubre, con esa mezcla de colores rojizos, naranjas, y un tono de rosa ligero, todos ellos acompañados por un cielo azul tan claro que podría leer mis pensamientos, me gustaría decirte que tenemos sólo este momento, esta vida para disfrutarla y vivirla de una manera que deje huella, no solo en las personas que están en nuestro entorno, si no en nosotros mismos. Tenemos el poder de llevarnos esa satisfacción de que hicimos un cambio, por más pequeño que sea, siempre será importante y dejará un aprendizaje, recordando que todo aprendizaje nos hace crecer, por lo cual es muy importante descubrir cuál es nuestro potencial y ponerlo en práctica.
Dejo este espacio con la siguiente reflexión, ¿cuántas veces dudaste de tu potencial, de tu fuerza y, sobre todo, de tu capacidad para seguir adelante y experimentar?, sobre todo entender que si fracasamos ¡es normal!, y es parte del crecimiento que debemos tener. Algo básico que debes aprender es que nadie te haga dudar jamás de la capacidad que tienes y, en especial, de lo grande que puedes ser sin saberlo aún.
“…La capacidad de las personas no se mide por su inteligencia, si no por su fuerza para hacerlas realidad”.
Liliana Zentella
La autora es colaboradora de Empresa Positiva y co-fundadora de la iniciativa Potencial Valiente.